No todo lo normal es tan bueno como lo pintan, la mejor arma es saber medirse en lo realista. Carpe diem!

lunes, 21 de enero de 2013

Goodbye.

Terminé con mi enamorado. Bueno, en realidad, estaba esperando a que él lo hiciera. Ibamos a regresar, terminamos como un tipo de "prueba" pues él se iba de viaje. Cumpliríamos 3 meses entonces, pero en la ausencia de ambos, tuvimos mucho, pero mucho tiempo de pensar. Esperé ese inbox, donde me decía lo que ya me había dado cuenta desde antes: la relación no era sana. Él siempre me hacía daño, y no quería que sufra por tonterías.
La verdad, yo me había dado cuenta desde antes, no soy idiota, él sí, pero no dije nada. No lo quería aceptar, me gustaba estar con él, a pesar de que las idioteces que me herían parecían ser más que lo bueno. Me dijo una amiga que él no me valoraba lo suficiente. No me merecía.
Tengo poquísima autoestima, ¿cómo esperen que me de cuenta a quién me merezco y a quién no? Lo que sí sé, es que con él se me bajaba el autoestima. Miraba a chicas en la calle en mi cara. Su mamá le dijo que podía encontrarse a alguien mejor. Casi nunca me decía que era bonita. La verdad, habrán sido máximo 3 veces, y una fue escrita.
Mierda, ¿tanto sufría? él me decía que era una mala persona y no me quería hacer daño. Yo le respondía siempre que sólo era humano, sólo que ha pasado por cosas malas. Pero en el fondo le quería preguntar: ¿pero no me haz hecho daño ya? Sólo que soy cobarde.
Él también, él no quiso arriesgar.
Esto me hace pensar que no valgo nada, al menos no mucho. Di mucho de mi, me siento idiota ahora, porque él nunca me trató tan tierno que digamos. Era una completa tonta, de verdad.
Lo extraño demasiado, lo quiero, pero no quiero volver con él. No quiero gustarle a  nadie. Me da miedo que se enteren de mi "parte escondida" y se asusten; además, tengo miedo de hacer daño.
Ahora que me doy cuenta, sí me dejó muy dañada; pero nunca se lo sacaré en cara, no es mi estilo, y eso me parece de gente idiota.


Tengo miedo de verlo, porque terminamos por teléfono. No quiero verlo, quiero que se convierta de una vez por todas en parte de mi pasado. Tengo miedo de que me vuelva a hacer daño. Me he quedado como un cachorrito al que acaban de abandonar en plena ventisca y con moretones. 


miércoles, 16 de enero de 2013

Descalza

Esta imagen estaría realmente buena, si al menos supiera quién realmente soy.
A veces me sorprendo, no sé cómo reaccionaré en ciertos momentos.

Un pequeño retazo, de un libro que no existe.

- Regresaré a por su orden.-dijo el camarero, inclinándose levemente y retirándose a la cocina. Las cartas estaban en la mesa, olía a salmón asado.
El muchacho miró a su amiga, sentada al frente. Pálida, ojera y frágil; eso era un resumen de un examen visual. Uno estaría loco para que no le nazca ese sentimiento poco ordinario de protección al verla.
La muchacha se sentía atrapada. Más que una frase educada, había escuchado al mozo decir una palabrota, una amenaza. Estaba aterrada.
- Sola en casa hubiera estado segura- pensó, en voz alta. Se asustó mucho con la reacción continua de "ojos como plato" de su amigo.
- ¿Disculpa?
-No.-balbuceó- ¿ya sabes qué pedirás? Deberías comer más, has bajado- agregó. Era una manipuladora excelente. A veces demasiado; se merecía un trofeo.
-Sí- respondió el hombre- ¿tú qué ordenarás?
No lo pensó dos veces.
-Comí algo en casa ¿sabes?-hizo una mueca de dolor muy, muy real- y me ha caído de patadas. Casi siento un bebe de tarta dentro de mí.
-Bueno.-el chico sonrió- algo ligero, tendrá que ser. ¿Un helado? He oído que el de crema y sabor a fresa de este lugar es exquisito.
"Calorías, grasa, calorías" resonaron en la cabeza de la muchacha. La cual la movió horizontalmente, negando.
-Pediré café- respondió- con edulcorante, el azúcar me quema el estómago por estos días.
- ¿Son "tus días? -le preguntó el amigo, algo burlón. Ella sonrió, en su mejor intento.
- Rayos, adivinaste.


Irracionalmente lógico.

Notas II

Notas del 16.

Estamos carcomidos por el miedo a fracasar. Son pocos los que arriesgan, sabiendo aún que su situación cambiaría drásticamente luego; para bien o para mal. Ese miedo es ya casi un hábito, por eso lo vemos normal y envidiamos a los valientes que sí arriesgaron.

Yo sentí el miedo, pero no dejé de arriesgarme. Él me hizo hacerlo, con sus palabras, inseguridades, pensamientos; más no actos. "Aún, no", me decía. 
No es nada cierta aquella frase "no pierdes nada arriesgando, sólo tiempo". Perdemos tanto; podemos terminar horriblemente mal. Arriesga, quiero decir, pero tantea el terreno y anota sus datos.
Lo único asegurado y favorable que pierdes son calorías. Dulces calorías.
Vamos a poner un ejemplo de valoración de mí, para mí. Una hora después, rebusqué y no hay nada. Lo siento.
Arriesgando cambias. Sé muy bien que las personas no cambian, me lo demostró el tiempo. Con él empujé esa idea y albergué esperanzas. Dejémonos de niñerías y fantasías ahora; pisé suelo.




Notas.

Quiero compartir ciertas cosas que he escrito en mi diario. No les encuentro el por qué no, mientras no sepan quién soy, todo va perfectamente.

Me duele la cabeza,
estoy algo mareada.
Sé que no es un juego,
nótese que tengo consciencia,
y soy una consciente muy boba.
Supongo que,
de alguna manera,
disfruto el hambre.
Probarlo es exquisito, jugoso.
No lo intentes, puedes ser inteligente.

Acá adentro hay musgos opacos,
cuervos pintados
y una tela de precioso estampado en lugar de cielo.
En ti todo es real,
te envidio tanto.


viernes, 11 de enero de 2013

Secretos.

"He aprendido a amar los secretos. Parecen ser lo único capaz de prestarle cierto misterio o fantasía a la vida moderna. Lo más banal resulta delicioso con sólo esconderlo."  -El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde.

Lo más banal, lo más hipócrita y lo más restante de importancia, se llena de un aroma exquisitamente jugoso cuando lo escondemos entre humanos, de otros humanos. Es más, tan irónica esta especie, la nuestra, que luego andan airándose las quejas esas de ¿por qué me lo ocultaste? Falta de confianza, no creo que sea; en realidad, es una muestra de respeto en ciertos casos. Lo depositaron en ti para guardarlo, atesóralo bien; sino puedes, o es muy insípido para ti, deséchalo. En ese instante, cuando ya lo perdiste, pasa de ser poco importante a una pieza de oro. A veces, recalco. 
Cuando escucho la palabra "secretos" se me viene un objeto punzante a la mente, y casi se puede sentir el sabor de lo que derramó en su punta goteante, exquisito, dulce y amargo a la vez. Meloso y espeso; ingrávido y frágil. Me pasa que me acuerdo de Dorian Gray.
Dicen que los secretos sólo abarcan a dos personas, ¡y eso! debería ser de una; ergo, es mejor reprimir tales impulsos en ciertos casos.

miércoles, 2 de enero de 2013

2013, capítulo uno.

¡Feliz año nuevo a tod@s!
No sé en realidad por qué ahorita mismo estoy alegre, si he engordado con las cenas familiares de estas últimas dos benditas fiestas y mi crecimiento de panza está considerable. En fin, mañana mi hermano y yo nos inscribiremos al gym y trataré de empezarlo lo más pronto posible, mientras tanto empiezo a comer poquísimo desde hoy.
Se me ha dado por abrir otro blog, outfits, porque en maquillaje y peinado soy un mutante de X-men recién nacido. Se me dio por tomarme una foto improvisada y colgarla aquí, no en facebook. Ahorita mismo estoy con Paradise City, una de mis preferidas. Se me dio por dormir con trenzas desde ahora. Me he dejado crecer las uñas, ¡están larguísimas!

Espero que puedan lograr lo que se proponen para este año, sé que con el tiempo saldrán más metas, o tropezarán en algún momento. No importa, recuerden que la voluntad de cada uno es el arma más envidiada, así que traten de mantenerla fuertísima. Eso intento yo ahorita y se me acaba de ir el hambre, genial. Ante todo, confíen en ustedes, si no cambian por sí mismas, ¿cómo creen que alguien lo hará en su lugar? Buenas vibras, mil abrazos de panda y un besototote!

¡Éxitos!